El bromo ofrece una elevada capacidad de desinfección en la piscina, ya que este elemento es apto para acabar con los microorganismos presentes en el agua, tales como los gérmenes, virus, hongos, algas... Sin embargo, este químico alcanza su máximo rendimiento en aguas con una temperatura de más de 28ºC, por lo que es ideal como desinfectante en piscinas climatizadas o spas. Gran parte de esta alta eficiencia, que se produce aunque el valor del pH se encuentre por encima de 7’4, se debe a su lenta disolución.
Las bromaminas (resultado de la combinación entre el bromo y otros componentes orgánicos) también son muy eficaces a la hora de desinfectar el agua de una piscina. De hecho, lo son casi tanto como el bromo libre. Se trata de una de las diferencias más evidentes del bromo respecto al cloro, pues las cloraminas (resultado de la fusión del cloro con otros componentes orgánicos) ejercen una desinfección mínima si las comparamos con el poder desinfectante del cloro libre.