9 de mayo 2024
Cuando una piscina no se encuentra en las condiciones adecuadas hay diversos indicios que te pueden dar una pista e incluso desvelar por sí mismos cuál es el motivo de esta circunstancia. Desde el color del agua hasta el estado de los elementos metálicos de la piscina son señales reveladoras sobre el estado de la instalación. Una de las causas más comunes que provocan cambios significativos en una piscina es el desequilibrio entre los distintos parámetros del agua. El pH (potencial de hidrógeno), uno de los más importantes, es además uno de los que más alteraciones experimenta.
El pH es la unidad de medida que determina el grado de acidez del agua de una piscina, es decir, la concentración de iones de hidrógeno que hay en la disolución. Este valor se expresa con un número en una escala entre el 0 y el 14, en la que 0 representa un agua ácida y 14 un agua alcalina. Lo ideal es que el nivel del pH oscile entre 7’4 y 7’6. Así pues, cualquier variación que sufra el nivel de pH de una piscina se reflejará en el aspecto del agua y sus consecuencias repercutirán directamente en los bañistas y en el estado de la infraestructura.
Uno de los casos que puede tener lugar con frecuencia en tu piscina, debido a sus diversas causas, es el aumento del pH. Este hecho se percibe fácilmente, ya que verás el agua más blanquecina de lo normal o incrustaciones en la piscina. Ante esta situación, ¿cómo bajar el pH de una piscina?